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martes, 14 de marzo de 2006

Cuando el dinero hace la diferencia

Hola gentes:

Pues en un momento de inspiración, de esos que suceden cada 6 años [la neta fue porque me caga mi máquina por no poder correr juegos nuevos], me puse a pensar en la forma que el dinero puede cambiar la concepción/asimilación/ejecución de las cosas. O dicho de otro modo, cómo el varo te puede hacer odiar algo o amarlo de por vida, trataré de ser más claro.

Cuando uno hace algo por diversión, digamos jugar "videojuegos" (valga la redundancia), la acción se torna divertida y es punto de escape de toda la presión que podemos cargar durante nuestro día. Nos relajamos mentándole la madre a alguien cuando no hace un pase acertado, o nos rebasa en un curva bien pinche, o simplemente nos elimina con su rayo de positrones, el punto es, que hacer algo sólo por el gusto de hacerlo es válido, y en ese sentido no importa de qué se trate, la acción por sí misma es recompenzada.

Pero, y digo yo que es asi, las cosas cambian cuando "te pagan" por hacerlo, tomemos el mismo ejemplo de los videojuegos; muchos han leído revistas como Club Nintendo, Atomix, Gamers, EGM, etc, etc, etc. Pero no sé cuantos se pregunten qué tan difícil es trabajar en dichas revistas, digo, si es a toda madre jugar todo el santo día, echar desmadre con los amigos en la sretas y todo el rollo, pero también hay que ver lo tedioso que resultaría tener que jugar títulos que no nos gustan, pero como estamos cobrando por hacerlo, ni pedo a jugarlos.
Y es ahí cuando el panorama cambia totalmente, de ser un gusto el jugar videojuegos a ser una obligación, el tener que tomar un control, sentarte frente a un monitor y "presionar" botones por hacerlo, pierde esa chispa que caracteriza a todos los pasatiempos: el factor diversión.

Ahora un ejemplo personal: antes me encantaban los RTS, juegos divertidos, diácticos hasta cierto punto y muy adictivos. Me gustaban en especial la serie AoE y Warcraft, pero a raíz de trabajar en una empresa filial de otra dedicada a los videojuegos, mi pasión por fin se vería recompensada monetariamente.
Por desgracia el gusto me duró poco, ya que tener la presión de hacer reseñas de los juegos, o tener que jugarlos para poderle dar mayor enfásis a los puntos fuertes y disimular el lado flaco del mismo, mermó mi afición a los games.

En todo caso, eso me sirvió de experiencia, ya que aprendí a darle el peso o importancia que deben tener en realidad las cosas, porque a veces pensamos que lo que hacemos está bien por el simple hecho de que nosotros lo hacemos, pero quizá eso no sea, en realidad, tan importante.

A lo que quiero llegar es al hecho de hacerles notar que el contexto de nuestras acciones cambia, e incluso hasta la intención primaria, dependiendo si hay o no dinero o algún tipo de remuneración por lo que hacemos, lo que al final termina hastiándonos de hacer lo que hacemos, como en mi caso, que ahora detesto los RTS por lo mismo: tener que hacer algo por tenerlo que hacer.

Espero se haya entendido mi punto, a veces no me sé explicar del todo bien y termino en ondas raras, en todo caso, fue relajante para mi escribir esto.

Saludos.

2 comentarios:

Kraken Uramen dijo...

De hecho... desde que acabó la epopeya de Diablo II, no he jugado más RPGs. Acabo de instalar el Star Wars: Empire at War y el LOTR: The Battle for Middle-Earth II. Y los instalo para revisarlos y después poner algún artículo en el blog. Pero de eso a pasar las horas que pasaba frente a la PC jugando RPGs, pues no. Ahora me apasionan más los shooters.

Naguru dijo...

Yo soy más consolero o emulero (lo que suceda primero), quizá por eso no juego tanto en la PC, aunque claro, hay títulos que se disfrutan más con un ratón.