Hoy me pasó una de esas cosas raras de la vida que se supone uno debe de prever, resulta tal pinche suerte que me cargo que hoy hubo paro en el servicio del transporte público (me caga ser proletariado) y fue un desmadre llegar a la escuela, porque se supone teníamos que ir por el voucher para pagar la reinscripción (hágame usted favor, hasta para eso los jijos de la jijurria nos hacen ir en vez de que nos den el número de cuenta a la cual hacer el depósito) y ya se imaginará usted lector el pinche coraje atravesado por el culo que tuve que pasar al ver que no podía llegar.
Ni modo, tuve que pagar el taxi hasta allá (me refiero a la escuela no a la chingada, que dicho sea de paso, está junto con pegado), después de mi viaje astral llego a la ventanilla y con mi cara de estúpido (ni modo, es la única que tengo) pido el mentado voucher para que el wey de la ventanilla me dijera que hasta mañana a las once porque según nos van a dar información sobre asignación de materias o no sé que pendejadas, total que a chaleco tengo que ir mañana otra vez, ahora me encomendaré a San Nabor para que no haya otro puto paro.
Ya mañana expondré la odisea, hasta entonces los dejo con una memorable frase sacado de ciertos cuentos mexicanos:
"tenía un caballo tan noble que se estaba acostumbrando a no comer con tal de no hacerme gastar, hasta que chin! se murió"
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